lunes, 29 de abril de 2024

¿Está Europa en peligro? (2)

 

En diciembre de 2021, dos meses antes de la invasión de Ucrania por las tropas rusas, me preguntaba en este mismo blog ¿Está Europa en peligro?  Me hizo gracia que alguien, en los comentarios, preguntara "¿Y cuáles son las amenazas?"

Menos gracia me hace que, después de dos años de guerra en Ucrania y seis meses en Gaza, los europeos vivamos de espaldas a esta realidad.



Buena parte de la culpa la tienen los dirigentes europeos que parece que no se han tomado en serio a Putin y se han preocupado más por combatir la inflación que por realizar avances en una Política Europea de Defensa.

Sin embargo, en los meses de marzo y abril, esos mismos dirigentes parece que están despertando de su modorra y nos están alarmando con titulares como estos: "Los líderes de la UE debatirán la ruptura del tabú de los bonos de guerra" "La UE pide a la sociedad prepararse para todos los peligros...", "Rusia anuncia la creación de dos nuevos ejércitos..." o "Estamos en una época de preguerra".


          Josep Borrell, responsable de Asuntos Exteriores de la UE: "Europa está en peligro..."

El problema es que, aunque estas advertencias provienen de importantes políticos europeos (Josep Borrell, Charles Michel) y nacionales (Macron, Donald Tusk, Margarita Robles) apenas tienen eco en la Comisión Europea y menos en el Consejo Europeo:

                            Charles Michel, presidente del Consejo Europeo

 Hace tan solo unas semanas, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, pedía la "compra conjunta de armas". La pregunta es: ¿A qué están esperando los líderes europeos para dar este mínimo paso en una política común de Defensa?

          Boris Pistorius, ministro de Defensa alemán

Más decepcionante es la actitud del ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius: al anunciar una reforma "a fondo" de las Fuerzas Armadas de su país: en ningún momento se refiere a una Defensa Europea, como si Alemania, por sí sola, pudiera hacer frente a las tropas de Putin o tuviera asegurado el apoyo de la OTAN con Trump de nuevo como presidente.

      


martes, 23 de abril de 2024

Día del Libro

 

No me gustaría terminar el Día del Libro sin hacer un pequeño ranking  de los libros comentados (y visitados) últimamente en este blog:

1. Europa. Una Historia personal, de Timothy Garton Ash


2. La civilización del espectáculo, de Mario Vargas LLosa


3. El refugio de la memoria, de Tony Judt


4. Benito Pérez Galdós, de Francisco Cánovas Sánchez


5. Una lección olvidada, de Guillermo Altares

                                        


6. La España fea, de Andrés Rubio
                                                       


7. Europa después de Europa, de Iván Krastev

                                                            


8. Memoras de cine, de Emilio Gutiérrez Caba


9. Clásicos para la vida, de Nuccio Ordine

                                                         

10. Ángela Merkel, de Ana Carbajosa

                                              

lunes, 15 de abril de 2024

Un Ripley para seriéfilos


La palabra seriéfilo no está en el diccionario, pero todos sabemos lo que significa. Muchos lo somos en realidad desde hace pocos años. En mi caso, soy seriéfilo  a mi pesar: he sido fan de la televisión pública, pero RTVE nos ha abandonado hace ya algún tiempo. Y lo mismo se puede decir de las privadas.

Ahora, si no queremos ver programas como cine de barrio o una dominguera sesión de tarde, tienes que contratar con operadores de telefonía como Vodafone o Movistar que, al principio, nos seducían con productos de mediana calidad, pero después han descubierto otro filón: incorporan plataformas como  HBO, Netflix o Filmin, pero tienes que pagar un suplemento. Y otro por los deportes, y otro por...

                             El actor Andrew Scott, protagonista de la serie Ripley

No sé si la primera serie que vi fue House of Cards o The Crown, ambas buenas series (sin entrar en más detalles, diré que las primeras temporadas de ambas me gustaron más que sus últimos capítulos). Después he visto series más mediocres y, en ocasiones, no he sido capaz de avanzar más de uno o dos capítulos.

Por eso el estreno de Ripley es algo digno de mención...pero no sé por dónde empezar: ¿Diré primero que es una apuesta arriesgada de Netflix al ser una serie en blanco y negro, que al principio se te puede hacer lenta y que  otras películas (A pleno sol, 1959; El talento de míster Ripley, 1999; y El juego de Ripley, 2002)  han abordado con éxito el mismo tema? 

                   Dakota Fanning (Marge), Johnny Flynn (Dickie) y Andrew Scott (Ripley)

Tal vez debería haber empezado diciendo que esta serie y las películas mencionadas están basadas en una novela en la que Patricia Highsmith sigue las andanzas de Tom Ripley, "un fulano inquietante, amoral, buscavidas... alguien tan turbio como temible", desde sus primeros trapicheos neoyorquinos hasta convertirse, asesinato y suplantación de personalidad mediante, en el inquilino de un Palazzo veneciano. 



El director Steven Zaillian ha tenido la suerte de formar un gran equipo con el diseñador de producción, David Gropman, y su acertada elección de Atrani como localización para los primeros capítulos; con Robert Elswit (Oscar 2007), director de una magnífica fotografía que juega un papel de primer orden. Siguiendo por el trío de actores protagonistas, Andrew Scott (premio Laurence Olivier 2005), Johnny Flynn y Dakota Fanning (la aparición puntual de John Malkovich en el último capítulo podría sugerir una segunda temporada); y con la música de Jeff Russo.

Zaillian utiliza todos los recursos (fotografía en blanco y negro con la que destaca especialmente secuencias como la de la barca, la del ascensor o la Vía Apia de noche, que recuerdan el cine negro clásico; la arquitectura y el paisaje urbano, la pintura de Caravaggio...y por supuesto los diálogos y las miradas) para que el espectador contemple inquieto cómo Ripley improvisa una mentira tras otra, ante la atenta mirada de la policía y la aguda desconfianza de sus amigos.

En esta ocasión, parece que Netflix ha querido echar la casa por la ventana y hacer una serie memorablea contracorriente de la mediocridad que impera hoy en nuestras pantallas: puñetazos, tiros, persecuciones, drogas y sexo...a todo color. Espero que el público le dé una buena acogida. Aunque solo sea para desmentir a cierto crítico cinematográfico cuando escribió: "Quizá resulte demasiado lenta para los espectadores de Netflix". A veces a los críticos no se les ocurre pensar que el público puede estar empezando a cansarse de tanta "acción".

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lunes, 1 de abril de 2024

Cine, Literatura e Historia del S.XX




Siempre he querido apoyar mis clases de Geografía e Historia en tres pilares: La prensa, la Literatura y el Cine. Al principio, llevaba a clase fotocopias de artículos que podían ilustrar o actualizar lo que decía el libro de texto. Más adelante hice lo mismo con el Cine y, no tanto como me hubiera gustado (por la amplitud de los temarios y el número cada vez más limitado de horas lectivas de la asignatura), con la Literatura.

Por eso me llamó la atención el libro Onésimo Díaz Hernández (2014): Historia del Mundo en el Siglo XX. A través de las grandes biografías, novelas y películas, del que se han publicado algunas reseñas favorables. También a mí me gustaría hacer otra, porque comprendo el esfuerzo que hay detrás de esta publicación.
Sin embargo, me parece necesario hacer las siguientes consideraciones:

1. Es complicado resumir en 400 páginas la historia (y la cultura) mundial de los últimos cien años. Tal vez por esa razón el autor se centra (en un 90%) sobre todo en la historia de Europa. Hay referencias, sí, a otros continentes, pero algún crítico malintencionado podría tildar esta historia de "eurocéntrica".

2. Lo que Díaz Hernández nos cuenta no es una Historia del Mundo. Es una Historia Política: habla de Jefes de Estado, de Primeros Ministros, de gobiernos, partidos políticos, guerras... Pero aspectos tan importantes de la Historia como la Economía, la Sociedad, las Relaciones Internacionales... quedan en muy segundo plano. 

3. Algunos episodios del siglo XX están tan resumidos que parecen extraídos de un libro de texto de Secundaria. Lo mismo ocurre, en ocasiones, con los argumentos de las novelas y películas: parecen tomados de la solapa de un libro o de FilmAffinity.



4. Para ilustrar una etapa histórica, normalmente utiliza libros y películas que se escribieron o rodaron en la época de los hechos. Pero también utiliza libros y películas muy posteriores. Por ejemplo, al hablar de la crisis de 1929 cita tres películas: Scarface (1932), Los Intocables de Eliot Ness (1987) y Camino de perdición (2002). No creo que estas dos últimas sean las más adecuadas.

5. Aprovecha, como buen sacerdote, cualquier ocasión para deslizar sutilmente el papel de la Iglesia católica: En el capítulo III, "La crisis de la cultura moderna (1918-1939)", Díaz Hernández se entretiene en subrayar  "la conversión al cristianismo de un prestigioso elenco de intelectuales" en distintos países europeos. Tan solo en Francia, alude a Peguy, Claudel, Maritain (amite que coqueteó con la extrema derecha), Marcel, Mauriac, Frossard, Julien Green (pp. 98 y ss).

6. No es un episodio aislado: si habla de la Resistencia (a Hitler) en Alemania, destaca el papel del obispo de Munster y del Papa Pio XII:

"Algunos historiadores han criticado su prolongado silencio ante el exterminio de judíos de Polonia y de otros países. La postura papal fue parecida a la mantenida por la Cruz Roja: las protestas no servían para nada y más bien podían perjudicar" (p.203).

También cuando  habla de la caída del Muro de Berlín: "tanto Havel como el Papa desempeñaron un papel no pequeño" (p.331) o del proyecto de Constitución europea: "...el texto recibió no pocas críticas por la omisión de la herencia cristiana" (p.339).

7. Cuando habla de la crisis de las ideologías (1945-1973) destaca el papel de E. Mounier "un intelectual católico condenado por el régimen de Vichy a pasar varios meses de cárcel..." (p.263).

8. Las referencias a la Guerra Civil española son patéticas:

 - "El verano de 1936 se tiñó de sangre...la represión en la zona republicana se dirigió contra los católicos" (p.165). En ningún momento se habla de la represión de Queipo de Llano en Sevilla, de la masacre de las tropas de Yagüe en Badajoz  o del asesinato de García Lorca. Todo sucedió ese mismo verano del 36.

- "Los escritores franceses y católicos Bernanos y Mauriac contemplan el alzamiento militar de Franco con buenos ojos. Sin embargo, el desarrollo de la guerra y la represión, y la lucha de los católicos vascos contra Franco, cambian su postura hacia una actitud antifranquista" (p.171). Sobre el ominoso silencio de escritores e intelectuales católicos españoles en la Guerra Civil , Díaz Hernández no dice nada.

9. El autor parece tener alergia a todo lo que huela a izquierdas:



- "Tony Judt se preguntó (en su libro Algo va mal) si se podría recuperar el socialismo del basurero de la Historia" (p.359).

- Sobre la película  La lengua de las mariposas, de José Luis Cuerda (basada en un relato de Manuel Rivas, este es su mejor elogio: "La película de Cuerda se mantiene fiel al relato, pero en algunas escenas le faltan el lirismo y la delicadeza de Rivas" (p.166).



-Sobre Tierra y Libertad, de Ken Loach no tiene otra cosa que destacar que "el maniqueísmo del director enturbia algunas secuencias..." (p.173)
- Después de hablar de una "Transición pacífica" (p.214), hace un panegírico de Suárez y despacha así los 14 años de Felipe González: "...una política económica de signo liberal y una política educativa y social de talante progresista" (Que le pregunten a profesores y trabajadores si están de acuerdo con esta afirmación).

Tras la lectura de este libro, uno se puede plantear la relación entre Iglesia e Historia y otras consideraciones. Pero no me gustaría abusar de vuestra paciencia. Tal vez en los comentarios...