A finales de diciembre, los europeos recibíamos con optimismo el comienzo de la campaña de vacunación en España y en la Unión Europea. Tres meses y miles de hospitalizados y muertos después, ese optimismo se ha evaporado, debido no solo a los problemas generados por AstraZeneca, sino al comprobar que la gestión de la UE no resiste la comparación con Gran Bretaña o Estados Unidos (por no hablar de Israel o Emiratos Árabes).
¿Se puede decir que la estrategia europea de vacunas ha sido un fracaso?
Para responder a esta pregunta podemos elegir entre dos versiones bastante contradictorias:
Versión oficial: Desde la Comisión Europea se quiere enviar a los ciudadanos un mensaje de tranquilidad y confianza. Stella Kyriakides, Comisaria europea de Salud, con motivo de alcanzar la cifra de 50 millones de vacunados, declaraba a los periodistas:
"Hemos visto un progreso lento pero constante en la tasa de vacunación, a pesar de los muchos desafíos a los que nos hemos enfrentado" y muestra la suspensión temporal de AstraZeneca y la escrupulosa revisión de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) como un aspecto positivo para consolidar la confianza de los europeos en la vacuna.
Agencia Europea del Medicamento (Ámsterdam)Más optimista todavía ha sido Thierry Breton, comisario europeo de Mercado Interior, que pone fecha para que Europa alcance la inmunidad colectiva y, como buen francés, ha indicado que esa fecha será el 14 de julio, el Día Nacional de Francia.
Thierry Breton, comisario europeo de Mercado InteriorLa versión de Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008, es ligeramente distinta. En lo que se refiere a las vacunas, "...la política de la UE ha estado caracterizada por una chapuza tras otra". Aparte de errores humanos o fallos técnicos que hayan podido influir en el desarrollo de la campaña de vacunación, hay un aspecto más inquietante en su artículo, que no se puede pasar por alto:
"La vacunación se ha retrasado por los intentos de seguir una política europea común. Lo cual estaría bien si la UE tuviera algo parecido a un gobierno unificado. Pero no lo tiene; por el contrario los gobiernos nacionales retrasaron los contratos farmacológicos en espera de consenso".
Paul Krugman, Premio Nobel de EconomíaHay mucha sagacidad en estas palabras de Krugman, que mira más allá de un incumplimiento de contrato por parte de AstraZeneca o, como otros han señalado, de la lentitud de la distribución de las vacunas.
Y es que la UE no puede actuar en ocasiones como un gobierno federal (en el caso de la firma de contratos con las farmacéuticas), y en otras como un grupo de Estados en los que cada uno va a su aire (la suspensión temporal de la vacuna AstraZeneca, ha sido una decisión particular de Alemania, secundada por otros Estados, entre ellos España, a pesar de la recomendación de la EMA).
Si, de aquí a junio, llegan los 300 millones de vacunas comprometidos, no se podrá hablar de fracaso. De lo contrario, la confianza en el plan de vacunas se hundirá y las tensiones entre los países de la UE crecerán. En estas circunstancias, es muy probable que el Parlamento Europeo, que hasta ahora ha apoyado a la Comisión Europea en su estrategia de vacunación, termine por pedir su dimisión.
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