sábado, 31 de diciembre de 2022

Carta al Defensor del Lector

 A propósito de las numerosas (¿excesivas?) informaciones publicadas en los últimos 15 días sobre el 'Qatargate', escribí ayer esta carta a Carlos Yárnoz, Defensor del Lector de El País, que termina hoy en el desempeño de su cargo:

                                    Carlos Yárnoz, Defensor del Lector de El País

No sé si la cuestión que planteo será ya de su competencia (le echaremos de menos) o de su sucesora, a la que deseo el mismo éxito. La cuestión se refiere al 'Qatargate', un asunto en el que El País parece tener un interés especial (y uno se pregunta por qué): 

Desde el día 10 de diciembre hasta hoy, El País ha publicado, si no llevo mal las cuentas, unas 20 informaciones sobre el caso, algo que me parece insólito, sobre todo si tenemos en cuenta el escaso eco de otras resoluciones del Parlamento Europeo y si miramos otros periódicos europeos (Le Monde ha publicado unas 5; La Repubblica, 7 u 8).

Creo que, a pesar de la importancia del caso, menos es más. Entre otras cosas porque en muchas de esas informaciones se reiteran nombres, datos, situaciones...y fuentes: 


¿Cuántas veces se ha repetido que Giorgi es la pareja de Kaili? ¿Cuántas que se ha "requisado" 1,5 millones de euros, y se ha repetido que el dinero no era del padre, que Panzeri fue eurodiputado hasta 2019 y que su ONG compartía oficinas con la de Figa-Talamanca...?


El Parlamento Europeo, la única institución que nos representa a los ciudadanos europeos, con 70 años de historia y 705 diputados de 27 países, se ha apresurado a tomar una batería de medidas para esclarecer los hechos y sentar las bases para que no vuelvan a repetirse.


Insistan en esta pequeña diferencia entre el Parlamento Europeo y otras instituciones y gobiernos europeos...

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jueves, 15 de diciembre de 2022

¿Corrupción en el Parlamento Europeo?

 Llevamos toda esta semana recibiendo noticias sobre la detención provisional de Eva Kaili, vicepresidenta del Parlamento Europeo, como figura más visible del Qatargate.

El pasado viernes día 9, la policía belga inicia una ola de registros y detenciones de sospechosos de haberse dejado comprar por Qatar para influir en las decisiones políticas de la Unión Europea.



Inmediatamente, periódicos y programas informativos y de entretenimiento, que casi nunca hablan de la UE y nunca del Parlamento Europeo, han llevado el asunto a su portada. 

Es decir, muchos medios, cuyos propietarios son ahora los bancos y las grandes empresas,  han reverdecido un olfato periodístico anquilosado durante años y han olido la sangre y están dispuestos a explotar el asunto: "se ha abierto la caja de Pandora", "está en juego la reputación europea", etc.

Pero no sólo los medios han olido la sangre. También algunos políticos: Puigdemont, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, no ha tardado en criticar a Borrell, a quien reprocha su pasividad con Qatar.

¿Ha habido pasividad del Parlamento Europeo para abordar el Qatargate? 

En cuanto se ha tenido noticia de las pesquisas de la policía belga, toda la maquinaria institucional se ha puesto en marcha: El martes 12, se reunía la Conferencia de Presidentes de los Grupos Parlamentarios para destituir a Eva Kaili de su vicepresidencia, decisión respaldada en votación por 625 diputados (de 628 votos emitidos).

Kaili ha sido expulsada del partido socialista griego (PASOK) y del grupo parlamentario europeo S&D, se han congelado sus cuentas y las de sus allegados.  Ylva Johansson, Comisaria europea de Asuntos Internos e Iratxe García, que preside el grupo S&D, han proclamado "tolerancia cero con la corrupción".

A la espera de que la investigación policial culmine, los eurodiputados han pedido una investigación interna, cooperación con las autoridades belgas y medidas adicionales (mejorar las normas de transparencia, inclusión de terceros países en el registro de los grupos de presión) para evitar casos similares en el futuro.

 Además, se ha propuesto retrasar toda decisión en la Eurocámara relacionada con Qatar y se ha suspendido la votación en la que estaba previsto aprobar la eliminación de la exigencia de visado a Qatar para entrar en la Unión Europea y se han precintado las oficinas de los asistentes parlamentarios señalados por la policía.

Sea cual sea la amplitud y el desenlace de este affaire, nadie podrá negar que el Parlamento  Europeo, a diferencia de instituciones o países corruptos, ha reaccionado con rapidez para esclarecer los hechos y sentar las bases para que no vuelvan a repetirse.

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