miércoles, 15 de enero de 2025

Por qué amamos a los franceses

"Me gusta el fuego", repetía cada domingo  mi amigo Juan Miguel después de contemplarlo unos instantes absorto, antes de poner en marcha una maravillosa paella campera.  "Me gustan los libros de los corresponsales", podría decir yo ahora, después de haber comentado aquí algunos de ellos:

Merkel (de Ana Carbajosa), Derribar los muros (de Rosa María Artal, Javier Valenzuela y otros); Queremos saber (Enric González, Ramón Lobo y otros); El director (David Jiménez); China fast forward (Sergi Vicente); Vaya país! Cómo nos ven los corresponsales de prensa extranjera (coordinado por Werner Herzog), Una lección olvidada (de Guillermo  Altares), Fariña (Nacho Carretero)...




A esta lista viene a sumarse ahora Por qué amamos a los franceses (pese a todo), un libro de Lluís Uría, que ha sido corresponsal de La Vanguardia en Francia (2005-2014) y ahora lleva la subdirección del periódico y la newsletter "Europa".

Pero en esta ocasión no voy a comentar este libro, cuya lectura nos ayudará sin duda a conocer mejor la vida y costumbres de nuestros vecinos y a reconocer el papel de Francia en Europa y en el mundo actual. Lluís Uría ha tenido la amabilidad de responder por correo electrónico a las siguientes preguntas:

Pregunta. ¿Nos puede hablar de sus años de estancia en Francia? ¿Qué hábitos importantes tuvo que cambiar en esos años? ¿Qué dificultades, sorpresas y alegrías destacaría?

RespuestaLas principales dificultades las encontré en el momento de instalarme. El proceso para alquilar un apartamento es laborioso (exigen mucha documentación y garantías) y, previamente a eso, la apertura de una cuenta bancaria fue también complicada.

En Francia, abrir una cuenta no es fácil, hay que presentar un dossier de candidatura y pueden denegártela (aunque puedes abrir una cuenta en el Banco de Francia, algo que ya te estigmatiza). Tener un RIB (rélevé d´identité  bancaire) es imprescindible para todo. Sin el RIB no puedes hacer nada.

Por lo demás, como en cualquier cambio de residencia, uno debe ir adaptándose poco a poco a los hábitos y costumbres del lugar, incluidos los horarios (por ejemplo, que primera hora de la tarde sean las 14.30h), así como cambiar desde el médico al peluquero. 

A todo esto hay que añadir el esfuerzo, sobre todo al principio, de desenvolverse en otra lengua. Una de las situaciones más chocantes personalmente, una vez tomo la decisión de matricular a mis hijos en la escuela pública francesa, es comprobar que su idioma va a ser otro.

La principal alegría fue que, gracias a la corta edad de mis hijos en aquel momento (escuela infantil), pudimos conocer y tratar a otros padres, de lo que surgieron nuevas amistades que perduran.



Pregunta. Usted afirma que "la cultura es el aspecto más valorado por los españoles cuando se les pregunta su opinión sobre Francia". ¿No pasará lo mismo que cuando nos preguntan por los programas de televisión favoritos y la respuesta "Los documentales de La 2?

Respuesta. Podría ser muy bien lo que dice. De todos modos es innegable que la cultura francesa ha influido mucho en España históricamente.

Pregunta. Se dice del eje franco-alemán que "el motor de Europa está gripado". ¿Qué porvenir el ve? ¿No habrá que ir pensando en una alternativa?

Respuesta. El motor franco-alemán está gripado porque Alemania y Francia atraviesan en este momento una situación económica y política difícil e inestable, y eso lastra lógicamente el desarrollo y el funcionamiento de la UE.

Alternativa no existe, sin Francia y Alemania no vamos a ninguna parte. Otra cosa es que esos dos países, por sí solos, ya no son capaces de tirar del carro, necesitan aliados fuertes: Italia, España, Polonia. Es algo de lo que los franceses, y supongo que los alemanes, son plenamente conscientes.

Pregunta. Desconocía la existencia de ese "Manual de Historia común sobre el conflictivo periodo que va de 1814 a 1945, destinado a estudiantes de secundaria de ambos países, en el que trabajaron una veintena de expertos de Francia y Alemania para fijar una visión compartida" (p.256). ¿Sabe si se está haciendo algo parecido, por ejemplo, respecto a la Guerra de Independencia u otras etapas conflictivas entre Francia y España? (Por la posibilidad de que en España izquierda y derecha tomen nota, ni le pregunto)

Respuesta. No me consta ninguna iniciativa para elaborar un manual de Historia conjunto España-Francia. Tampoco la situación es comparable, creo yo. Las relaciones entre Alemania y Francia han marcado muy duramente la historia contemporánea de ambos países, y eso está muy presente todavía.

Pregunta. El contenido de su libro no se limita a sus diez años de estancia en Francia, sino que  en los asuntos que aborda - terrorismo, inmigración, el poder político y militar de Francia, los franceses ilustres o famosos de origen español- llega hasta 2024: ¿Son mejores ahora las relaciones hispano francesas ahora con Macron/Sánchez o eran mejores en los años que permaneció en Francia?

Respuesta. En efecto, el libro no se limita a mi estancia en París entre 2005 y 2014, ni tampoco es una mera recopilación de artículos publicados.

Todos los temas que abordo, aunque parten de mi experiencia y conocimiento del país, están plenamente actualizados. Dicho esto, respecto a las relaciones bilaterales, creo que son igual de buenas en la etapa de Sánchez que en la de Rajoy.

Hay tradicionalmente un gran entendimiento entre ambos países sobre los asuntos europeos y eso está por encima del color político que haya en Madrid o París. En época reciente, solo ha habido un periodo de tirantez, fue entre Aznar y Chirac (aunque los dos fueran conservadores), a raíz del alineamiento del primero con las tesis de EE,UU. en la guerra de Irak. Aznar quiso privilegiar el vínculo atlántico sobre el europeo y fracasó. Rajoy volvió a situar las cosas como antes.



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