martes, 31 de agosto de 2021

China fast forward

Aprovecho el parón veraniego para tratar de ponerme al día sobre un tema que tenía pendiente y al que tengo la impresión que dedicamos poca atención: China. He leído con interés China fast forward, de Sergi Vicente (Península, 2018).

Sergi Vicente, corresponsal de TV3 en Pekín, cuenta cómo ha cambiado el país a lo largo de sus doce años de estancia (2002-2014), es decir, los años previos y posteriores a los Juegos Olímpicos de Pekín (2008), que significaron la carta de presentación de China para el relevo de EEUU como primera potencia mundial hacia 2050, según los expertos.

Ahora bien, Sergi Vicente nos advierte en la Introducción: "No quiero engañar a nadie: es más bien un relato de cómo lo viví yo, no tanto de lo ocurrido en China durante ese tiempo" (p.13). Este planteamiento me parece determinante para este libro, en el que una primera lectura resulta apasionante pero en el que, una segunda lectura pone de relieve algunos aspectos dignos de debatir:




1. " Decir que China es un país superpoblado es una obviedad" (p.39)

      - No tan obvio. Es verdad que China tiene unos 1.400.000 millones de habitantes, pero no hay que olvidar su enorme extensión: unos 10.000.000 de Km2 y una densidad de 148 habitantes/Km2. Sin mencionar a otros países asiáticos como India o Japón, incluso otros países europeos tienen densidades mucho más altas: Países Bajos tiene 509 h/km2; Reino Unido, 278; Italia, 196...y nadie dice que sean superpoblados.

La superpoblación es el resultado de relacionar población y recursos. Y  Vicente deja bien claro que "en tiempo récord, en toda China muchos han pasado de la escasez a la abundancia" (p.72) o incluso va más allá: "la gran mayoría de los europeos que viven en China a los que he conocido estos años la consideran una tierra de oportunidades..." (p.411)

2. ¿Es China una sociedad individualista y materialista o solidaria?

En dos ocasiones Vicente proclama que "China es una sociedad adicta al dinero" (pp. 164 y 336) y en otra ocasión afirma: "...unos ciudadanos cada vez más individualistas y materialistas (...) China se escandaliza (por ejemplo, ante vídeos crueles en que se ven personas atropelladas ante la pasividad de los patones) pero no reacciona..." (p.178).

Sin embargo unas páginas más adelante parece afirmar lo contrario: "el terremoto de Sichuán (2008) provocó una modélica reacción de una sociedad civil que de pronto pareció recuperar la solidaridad..." (p. 229).

3. ¿Cuántos licenciados universitarios hay en China?

"Con cientos de millones de licenciados y doctorados universitarios, China tendrá pronto la sociedad del conocimiento más potente del mundo"(p.404)

- La segunda parte de esta afirmación me parece más verosímil pero, como lego en la materia, la primera parte me parece una exageración. He buscado información al respecto y lo único que he encontrado es lo siguiente: "(China) ha pasado de 270.000 nuevos universitarios en 1977 a 6,5 millones en 2010" (E. Gómez Campelo y S. A. Bello Paredes: "El sistema universitario de China. Indicadores de resultados"). Además, de qué cantidad estamos hablando cuando decimos "cientos de millones": ¿200, 300, 400...?

4.  Inseguridad alimentaria

Aunque el libro está publicado en 2018, dos años antes de la crisis del Covid-19, su lectura puede despejar las dudas de aquellos que creen en las teorías conspiranoicas de que el virus ha salido de un laboratorio. Más plausible es que el origen de la pandemia esté relacionado con la seguridad alimentaria  en la que se han cometido "una larga lista de prácticas igual de temerarias y asquerosas":

2000: Aceite de desagüe (p.82): "Los restos de comida de los restaurantes iban a parar a talleres clandestinos donde los prensaban para filtrar la parte líquida" y obtener un "nuevo" aceite que iba a parar de nuevo a los  restaurantes.

2003: SARS, "la epidemia que había paralizado medio país" (89).

2005: Gripe aviar: "había informaciones de sacrificios masivos de pollos y controles de temperatura a los ciudadanos en las estaciones de tren y autobús, así como puestos de control para desinfectar las ruedas de los coches..." (89)

2016: "pescaderos pillados mientras recogían gambas de la cloaca de un mercado de Wuhan" (84)

5. Presencia policial

Es constante ante la tarea informativa que tienen que desarrollar los periodistas extranjeros que, en muchas ocasiones, tienen que informar sobre la labor que despliegan activistas, disidentes o abogados que defienden los derechos de los trabajadores en particular o de los ciudadanos en general. 

El periodista debe pedir permisos, rellenar formularios que en muchas ocasiones son imposibles de cumplir y no tiene más remedio que saltárselos, lo que le puede acarrear una detención, la pérdida del visado y la consiguiente expulsión del país o recibir una paliza de unos matones mientras la policía hace la vista gorda. En algunas de las ocasiones en que Vicente fue detenido e interrogado por la policía se masca la tensión.

Sin embargo,  es cuando menos curiosa la siguiente afirmación de Vicente: "El trato de la policía ha sido muy amable las 12 o 15 veces que me han detenido" (p.218). El lector no tiene esa misma impresión.

6. Medios de comunicación

Vicente se muestra como un periodista honesto que no tiene empacho en criticar el sensacionalismo de ciertos medios como el Daily Mail cuando publicó el siguiente titular llamativo (que no se correspondía con la realidad): "China empieza a televisar la salida del sol en pantallas gigantes porque Pekín está tapada por el smog" (p.121)

Tampoco se muerde la lengua al hablar de ciertos periodistas: "Por unos días Wukan recibió una avalancha de periodistas internacionales que dieron testimonio del proceso. Muchos vendieron la historia como 'las primeras elecciones libres en China', un titular goloso pero claramente inflado por la clase de periodistas a los que les gusta haber visto o haber sido 'el primero' sin acabar de contrastarlo" (p.303).

No dudo de que Vicente contraste sus noticias pero sí le gusta en ocasiones, más que presumir, dejarse caer de que "yo fui el primero" o "yo estuve allí". Por ejemplo:

- "En esta ocasión, los medios de comunicación de todo el mundo me pidieron imágenes de la pareja, pues yo era el único que las había grabado en vídeo" (p.256)

- "Sin darme cuenta me convertí en uno de los primeros reporteros de todo el mundo que utilizó este sistema (FTP para enviar noticias") (p.306).

- Con ocasión de un desfile militar en la plaza de Tiananmén, exlama: "Los vecinos del centro tenían prohibido salir al balcón y el país vería la fiesta por televisión. Yo, en cambio, iba a vivir ese espectáculo visual desde primera línea..." (376)

7. Variedad de temas

Vicente toca una gran variedad de temas -desde la contaminación al potencial militar de China, pasando por la religión, los terremotos, el problema del Tíbet y, por supuesto, el milagro económico chino- a lo largo de las 420 páginas de su libro. Varios episodios están protagonizados por disidentes y activistas, pero pierde una preciosa ocasión para acercarnos un poco más a labor (y las penalidades) de ciertos disidentes:

                                

Ai Weiwei                                                                           Liu Xiaobo

- De Ai Weiwei (junto al Nobel  Liu Xiaobo quizás los activistas con más repercusión en la opinión pública occidental) se limita a decir: "Al cabo de un tiempo, el artista y activista Ai Weiwei me enseñó en su estudio las listas de escolares fallecidos" (p.243).

- Otro tanto podría decirse  de Yang Liwei, pero Liwei no es un disidente. Es el primer astronauta chino al que "pudimos entrevistar al cabo de unos años un grupo de periodistas..." (386).

Y para finalizar, es preciso señalar que hay temas que se tocan muy por encima o no se tocan: La Nueva Ruta de la Seda no aparece hasta la página 359; las relaciones políticas y comerciales de España y China no pueden reducirse al jamón (p.372) y no hay, no digo un capítulo, un apartado dedicado a las relaciones entre la Unión Europea y China. ¿No tenía nada que decir  al respecto?

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4 comentarios:

  1. Todo un análisis, querido Emilio, todo un destripe de un libro que tú mismo dices es interesante y 'apasionante'.
    Al desgranar tu los hechos no parece tanto, o al menos, no llega a la perfección. Pero, claro, no se puede ser perfecto en la exposición del examen de una sociedad tan compleja y vasta como la China. Una tarea de difícil empeño.
    Pensemos que este periodista vivió lo que vivió, se enteró de lo que se enteró y, también, agrandó experiencias que sirvieran para agrandar su testimonio.
    Me han entrado muchas ganas de leer el libro.
    Un abrazo.

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  2. Ya digo, Blas, que en una primera lectura "te lo bebes"...aunque ves cosas que te chocan. Luego quieres ver si esas cosas te chocan porque sí o por otros motivos.
    Nadie pide un libro perfecto...porque no existe. Pero creo que se le podía haber sacado más partido a la experiencia del autor, que se queja de que todo en China va muy deprisa y ha necesitado un tiempo para asimilar todo lo vivido en dicho país.
    Salió de China en 2014 (para dirigir Betevé, la televisión de Barcelona) y ha publicado el libro en 2018. Ha tenido cuatro años para anclar sus vivencias, ese "vivió lo que vivió" que tú dices, en sólidas referencias de otros textos, autores y documentos. Pero esas referencias son pobres.
    De todas maneras me gustaría que lo leyeras si tienes ocasión y contaras tu punto de vista.
    Que sepas que en parte tú eres el culpable de mi interés por China. Cunado hablas de la presencia china en África...Por cierto, también hay alguna que otra página en la que habla de eso.
    Un abrazo

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  3. Es curioso que entre los libros citados en el artículo "¿Qué lee la élite económica este verano? (cuyo enlace he puesto en Noticias relacionadas) no hay ningún título que se refiera a China. Es un tema que, al parecer, a empresarios, políticos, banqueros, altos ejecutivos de altas empresas...interesa poco

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  4. El enlace "La TV pública de Barcelona se desangra" viene a cuento porque su director actual es Sergi Vicente, el autos del libro comentado

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