Después de leer ¿Por qué dejas que te roben?, de Rubén Sánchez, uno tiene la sensación de que el consumidor medio español es como un nadador en una piscina de tiburones.
Estos tiburones serían las empresas que, además de cobrarnos de forma legal por lo que firmamos en nuestros contratos (de luz, de gas, de telefonía...), a veces pretenden darnos una dentellada inventándose mil argucias.
Empresas con nombre propio como Endesa, Naturgy, Vodafone o Movistar, porque lo que Rubén cuenta en este libro son docenas de casos reales de personas que han acudido a FACUA (Federación de usuarios y consumidores) para defender sus derechos y reclamar cobros indebidos que van desde los 9 € que Caixabank pretendía cargar a David, hasta hasta los 118.000 € que el banco de Santander reclamaba a Edurne (p.113).
Claro que estas dentelladas al españolito serían menores si no concurrieran ciertas circunstancias:
1. En nuestro país no existe un cultura de la reclamación. No reclamamos por muy diversos motivos: Compramos de forma compulsiva, no leemos los contratos, pocos se percatan de una irregularidad y, si son cantidades "pequeñas", no reclamamos. Y somos miedosos: hay un temor atávico a que nos corten la luz o a aparecer en un registro de morosos.
2. Los grandes medios de comunicación tienen cosas más importantes que dar voz a estos abusos y, en muchas ocasiones, guardan silencio o tratan estos asuntos de pasada. El País, por ejemplo, no sale muy bien parado (p.141). El temor a que las grandes empresas (que en ocasiones forman parte del Consejo de Administración de los medios) les retiren la financiación y/o la publicidad, pesa. Afortunadamente, algunos nuevos medios digitales como Economía Digital (p.161), eldiario.es, infolibre o diario16 están denunciado muchos casos.
3. La complicidad de partidos políticos y gobiernos con las grandes empresas. No es una novedad. Todo el mundo lo sabe. Los periódicos hablan con frecuencia de las "puertas giratorias", denunciadas también por Joaquim Bosch y de las que hablamos en la anterior entrada. Rubén Sánchez les pone nombre y apellidos: desde Felipe González a Aznar, pasando por Leopoldo Calvo-Sotelo: tres presidentes españoles que han ocupado un sillón en los consejos de administración de Naturgy, Endesa o Unión Fenosa. En cuanto a exministros...
4. La legislación tampoco ayuda mucho. La Ley General para la Defensa de los Consumidores es de 1984, hace casi cuarenta años. Es cierto que se remozó en 2007 para adaptarla a las directivas europeas, pero más cierto es, como dice Rubén Sánchez, que hoy "cuando estamos a punto de poner fin a un fraude, sus departamentos (de ciertas empresas) de innovación en fraude ya tiene listos cinco más" (p.204).
5. Naturalmente, si no hay una voluntad política y una legislación adecuada para acabar con las cláusulas abusivas que encierran ciertos contratos, el sistema judicial se encuentra, pongámonos en el mejor de los casos, atado de pies y manos para defender a los consumidores y, en ocasiones (como en el caso de la "cláusula suelo"), ha habido que recurrir al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) que, dicho sea de paso, en esa ocasión le dio un buen tirón de orejas a nuestro Tribunal Supremo.
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En interesantes lecturas te metes este verano, si. Yo, que estoy releyendo El Quijote (y me está encantando) te voy a contar una "quijotada" de las mías: Por cambiar el contador del gas, cuando me dijeron e insistieron que era gratis, Naturgy me pasó una factura de noventaytantos euros. Reclamé, dije y expuse que me dieran explicaciones. No las tuve y sólo amenazas. No les pagué, claro.
ResponderEliminarMe amenazaron desde Naturgy; derivaron, luego, la reclamación a compañias-terceros que me marearon a correos, con pleitos y amenazaban con pasarme a lista de morosos. Hasta hoy (ni sé si estoy en morosos, ni he pagado, por supuesto).
Un abrazo, Emilio (y cumple con la sagrada misión de relajarte, descansar y visitar la playa, si te gustase).
[V(B)iajero Insatisfecho].
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ResponderEliminarAy, Blas! Qué más quisiera yo que estar releyendo El Quijote, sobre el que además leo todo lo que cae en mis manos (y sobre la biografía de Cervantes).
ResponderEliminarMe encanta que cuentes lo que te sucedió con el contador de gas. Hay que hacer públicas todas esas trastadas. Eso es lo único que molesta y ahuyenta a los tiburones.
A mí también me incluyeron en una ocasión en un registro de morosos. Cuando me enteré me quedé a cuadros. Es una historia un poco larga. Tal vez me anime a contarla en una nueva entrada.
Un abrazo y que sepas que voy a seguir tus sabios consejos sobre relajación y playa, pero te voy a contar un secreto: esta no es ya mi playa...
La noticia de Johnson&Johnson nos da una idea del interés de estas empresas por la salud de los consumidores, pero también de su estrategia: primero la retiran de EEUU y Canadá, países donde las demandas de los usuarios los pueden "arruinar". Y a qué no sabéis de dónde los retirarán en 2023? Pues yo os lo digo: de los países más pobres...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo que somos reacios a protestar. Y es un insulto que las condiciones nos las pongan en letra diminuta.
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