lunes, 25 de agosto de 2025

Una historia del cine europeo

Este verano me ha dado por leer libros de cine. La culpa la tiene Jorge Moreno (@historiador) que mantiene en X una página -El vicio impune de leer - que sigo con menos frecuencia de la que me gustaría, porque sus recomendaciones casi siempre son interesantes.

Gracias a sus sugerencias, he leído 100 documentales para explicar historia. Me atraía doblemente el título: Quería recordar  esos documentales que ya había visto y tener noticia de los que me había perdido y la posibilidad de ver todavía alguno de ellos. 



Pero ya sabéis lo que pasa: Un libro te lleva a otro. Y aunque no conocía a J.M. Caparrós Lera, su Historia del cine europeo (2003) llamó mi atención. ¿Cómo enfocaría Caparrós esa Historia? ¿Nos hablaría de un cine "hecho en Europa" (un cine francés, alemán, español...) o de un cine europeo (con unas características comunes distintivas de otras cinematografías)?

Caparrós divide su libro en tres partes: Cine mudo (1895-1930), Cine sonoro (1930-1958) y Cine Contemporáneo (1958-2000). En cada una de estas tres partes, nos muestra un catálogo de las principales "escuelas" o tendencias cinematográficas, directores y películas del cine europeo,

Con su lectura, yo quería recordar a aquel estudiante provinciano que, al llegar a la Universidad y casi sin darse cuenta, empezó a asistir a películas de Cinefórum, donde el protagonista era el Neorrealismo italiano, pero salpicado con el Free Cinema británico, la Nouvelle vague francesa, el expresionismo alemán con Ingmar Bergman o el acorazado Potemkin.

Lamentablemente, al finalizar la Universidad, me fui desconectando lenta y progresivamente del "Nuevo Cine Europeo", al que Caparrós dedica el capítulo XIX y que me ha sido útil para tener una visión de conjunto de películas que había visto sin ese hilo conductor.



Por mostrar una panorámica de cien años de cine europeo, por su carácter divulgativo, por las "fichas" de las películas comentadas más a fondo y por su voluntad de que el cine (y su libro) contribuya  a los "Estados Unidos de Europa", el libro merece una buena valoración.

Pero, leído 20 años después de su publicación, algunas cosas se echan de menos:

La primera, describir las características del cine europeo. Caparrós no toca en ningún momento este aspecto que sin embargo es fundamental para dirimir si hay un cine hecho en Europa o si podemos hablar de un cine europeo.

La segunda, si Umberto Eco afirmaba que "la lengua de Europa es la traducción", aquí podríamos decir que "la lengua del cine europeo es la coproducción". Sin embargo, Caparrós despacha el asunto en dos líneas: "Paralelamente al Nuovo Cinema se produjo en Italia el fenómeno del Spaghetti Western, desarrollándose en Europa el sistema de coproducción". 

La tercera, un libro de Cine europeo, debería dedicar al menos un capítulo para explicar la historia y la labor de la Academia del Cine Europeo, de los Premios de Cine Europeo, del programa Media o de Europa Cinemas.

Y para terminar una pregunta: ¿Hasta cuándo estaremos hablando del cine europeo en clave nacional?


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