Se han celebrado en en el Centro cultural "Memoria de Andalucía" de Granada las Jornadas "Sociedad y Educación. Innovaciones para el siglo XXI".
La Conferencia inaugural "Los pilares de la educación del futuro" ha estado a cargo de Juan Carlos Tedesco, que ha trabajado para la UNESCO y ha sido Ministro de Educación en Argentina.
La disertación ha durado una hora que se ha pasado volando, pero sería imposible resumir en unas líneas, por lo que paso a apuntar algunas cosas que me han llamado la atención:
1. Estamos viviendo cambios profundos que están cambiando los modelos de organización de nuestra sociedad en el trabajo, en la política, en la cultura. Tanto, que algunos la comparan con el fin del feudalismo o con la Revolución Industrial.
2. Uno de los rasgos de nuestra época es nuestro "desprecio" del pasado y nuestra incertidumbre ante un futuro que algunos describen como la "sociedad del riesgo" y otros como "un mundo desbocado" (Giddens). La consecuencia es el "presentismo": no nos interesa más que el presente.
3. Pero este presentismo adolece de un problema: el déficit de sentido que está influyendo o configurando el malestar docente: por una parte es muy difícil cumplir la función docente en este contexto; por otra, no podemos olvidar que estamos en la "sociedad del conocimiento"...
4. En este contexto es fundamental responder a la pregunta PARA QUÉ EDUCAMOS? A lo largo de la historia reciente, tres han sido las respuestas a esta pregunta:
- Durante el siglo XIX, la Escuela estuvo al servicio del Estado-nación y su propósito era la formación de ciudadanos.
- Después de la II Guerra Mundial, se educaba para formar "recursos humanos", "capital humano".
- Desde finales del siglo XX, se viene educando "para el mercado". Así, tenemos el concepto de alumno-cliente. Pero esta educación está "vacía de sentido".
Hoy, la respuesta a la pregunta "para qué educamos" está en plena discusión. Para Tedesco, la respuesta no puede venir dictada por el mercado sino por la ética: para construir sociedades más justas -ya que el capitalismo lo que está haciendo en la actualidad (también con la educación) es propiciar una ruptura de los mecanismo de cohesión y aumentando a pasos agigantados las desigualdades-.
Estas desigualdades son mayores en América latina que en Europa, pero es aquí y ahora precisamente donde se pretende poner fin a los mecanismos de protección social, al Estado de bienestar.
Si lo que pretendemos es una sociedad más justa, los pilares de la educación deben ser dos:
- Aprender a aprender: Para ello debemos hacer todo lo contrario de lo que estamos haciendo ahora. Hay que poner los mejores recursos en la Educación Primaria. En este contexto, la memorización comienza a ser revalorizada.
-Aprender a vivir juntos: tras referirse al "fundamentalismo autoritario" y al "individualismo asocial", Tedesco habló de la necesidad de construir un modelo intermedio, pero advirtiendo que no se puede aprender a vivir juntos "leyendo libros de solidaridad" y destacó que "la escuela tiene que ser contracultural" y promover la solidaridad y la justicia.
Tras hacer referencia a la importancia de los docentes como "profesional colectivo", finalizó enfatizando en el hecho de que "en el fondo, lo que está en juego es romper el determinismo social" por el que "los ricos tienen una buena educación", mientras que "los pobres" terminan completando un círculo de exclusión.
La Conferencia inaugural "Los pilares de la educación del futuro" ha estado a cargo de Juan Carlos Tedesco, que ha trabajado para la UNESCO y ha sido Ministro de Educación en Argentina.
La disertación ha durado una hora que se ha pasado volando, pero sería imposible resumir en unas líneas, por lo que paso a apuntar algunas cosas que me han llamado la atención:
1. Estamos viviendo cambios profundos que están cambiando los modelos de organización de nuestra sociedad en el trabajo, en la política, en la cultura. Tanto, que algunos la comparan con el fin del feudalismo o con la Revolución Industrial.
2. Uno de los rasgos de nuestra época es nuestro "desprecio" del pasado y nuestra incertidumbre ante un futuro que algunos describen como la "sociedad del riesgo" y otros como "un mundo desbocado" (Giddens). La consecuencia es el "presentismo": no nos interesa más que el presente.
3. Pero este presentismo adolece de un problema: el déficit de sentido que está influyendo o configurando el malestar docente: por una parte es muy difícil cumplir la función docente en este contexto; por otra, no podemos olvidar que estamos en la "sociedad del conocimiento"...
4. En este contexto es fundamental responder a la pregunta PARA QUÉ EDUCAMOS? A lo largo de la historia reciente, tres han sido las respuestas a esta pregunta:
- Durante el siglo XIX, la Escuela estuvo al servicio del Estado-nación y su propósito era la formación de ciudadanos.
- Después de la II Guerra Mundial, se educaba para formar "recursos humanos", "capital humano".
- Desde finales del siglo XX, se viene educando "para el mercado". Así, tenemos el concepto de alumno-cliente. Pero esta educación está "vacía de sentido".
Hoy, la respuesta a la pregunta "para qué educamos" está en plena discusión. Para Tedesco, la respuesta no puede venir dictada por el mercado sino por la ética: para construir sociedades más justas -ya que el capitalismo lo que está haciendo en la actualidad (también con la educación) es propiciar una ruptura de los mecanismo de cohesión y aumentando a pasos agigantados las desigualdades-.
Estas desigualdades son mayores en América latina que en Europa, pero es aquí y ahora precisamente donde se pretende poner fin a los mecanismos de protección social, al Estado de bienestar.
Si lo que pretendemos es una sociedad más justa, los pilares de la educación deben ser dos:
- Aprender a aprender: Para ello debemos hacer todo lo contrario de lo que estamos haciendo ahora. Hay que poner los mejores recursos en la Educación Primaria. En este contexto, la memorización comienza a ser revalorizada.
-Aprender a vivir juntos: tras referirse al "fundamentalismo autoritario" y al "individualismo asocial", Tedesco habló de la necesidad de construir un modelo intermedio, pero advirtiendo que no se puede aprender a vivir juntos "leyendo libros de solidaridad" y destacó que "la escuela tiene que ser contracultural" y promover la solidaridad y la justicia.
Tras hacer referencia a la importancia de los docentes como "profesional colectivo", finalizó enfatizando en el hecho de que "en el fondo, lo que está en juego es romper el determinismo social" por el que "los ricos tienen una buena educación", mientras que "los pobres" terminan completando un círculo de exclusión.
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