La semana pasada, en Literatura política, Ignacio Sánchez-Cuenca arremetía, con cierto sentido del humor, contra algunos novelistas que escriben sobre política y, sin el más mínimo apoyo de datos y argumentación, se despachan contra todo lo divino o humano simplemente porque les gusta esto o les disgusta aquello.
Si Sánchez-Cuenca hubiera arremetido contra un poeta de provincias, la cosa no hubiera llegado a más. Pero cometía el terrible error de meterse con "intocables" como Vargas LLosa y, en segundo plano, con Félix de Azúa y Jorge Martínez Reverte.
El caso es que pronto apareció la polémica en Cartas al Director.
Las críticas a Sánchez-Cuenca parecían arreciar el sábado con dos Cartas: Una, firmada por Manuel Cruz y otra, más desabrida, de Jorge Martínez Reverte: "Franco decía lo mismo sobre los que no eran franquistas".
No quisiera con estas líneas alargar la polémica, pero me gustaría expresar mi simpatía por Sánchez-Cuenca y decir lo siguiente:
Señor Vargas LLosa: Un poco menos de libertad (para los que han causado esta crisis) y un poco más de solidaridad (con los que la padecemos).
Y a los señores Martínez Reverte y Manuel Cruz: Están ustedes en un error. Sánchez-Cuenca no les manda callar. Tan sólo les pide que apuntalen sus opiniones con algún que otro dato.
Además, un poco de sentido del humor sería impagable.
Si Sánchez-Cuenca hubiera arremetido contra un poeta de provincias, la cosa no hubiera llegado a más. Pero cometía el terrible error de meterse con "intocables" como Vargas LLosa y, en segundo plano, con Félix de Azúa y Jorge Martínez Reverte.
El caso es que pronto apareció la polémica en Cartas al Director.
Las críticas a Sánchez-Cuenca parecían arreciar el sábado con dos Cartas: Una, firmada por Manuel Cruz y otra, más desabrida, de Jorge Martínez Reverte: "Franco decía lo mismo sobre los que no eran franquistas".
No quisiera con estas líneas alargar la polémica, pero me gustaría expresar mi simpatía por Sánchez-Cuenca y decir lo siguiente:
Señor Vargas LLosa: Un poco menos de libertad (para los que han causado esta crisis) y un poco más de solidaridad (con los que la padecemos).
Y a los señores Martínez Reverte y Manuel Cruz: Están ustedes en un error. Sánchez-Cuenca no les manda callar. Tan sólo les pide que apuntalen sus opiniones con algún que otro dato.
Además, un poco de sentido del humor sería impagable.
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