miércoles, 3 de diciembre de 2014

Diccionario biográfico español (5-6-2011)

Hace aproximadamente una semana, estallaba otro escándalo en nuestro país. En esta ocasión no se trata de un nuevo caso de corrupción, blanqueo de capitales o estafa a pequeños ahorradores.

Ahora se trata del Diccionario Biográfico Español, un macroproyecto que, tras diez años y 6,4 millones de euros, sólo ha sido capaz de "malpublicar" los primeros 25 volúmenes.
Sí, malpublicar, porque la obra necesita una revisión a fondo o, en el peor de los casos, este trabajo podría incluso acabar en la papelera.

Las críticas se centran en la biografía de Franco y en la incapacidad de su autor, Luis Suárez, de emplear el término "dictador", tratando de hacer malabarismos con el lenguaje: "Montó un régimen autoritario, pero no totalitario...".


 

Se da la circunstancia de que nuestros vecinos europeos que han sufrido en sus carnes a Hitler, Mussolini o Stalin no han tenido empacho a la hora de calificarlos de "dictadores".

La lluvia de críticas -y no sólo de colectivos ciudadanos- no ha cesado desde entonces: La ministra de cultura, el Ministerio de Educación, partidos políticos e historiadores se han sumado a las críticas.
Tal vez la más tajante proviene de Joan Saura, de ERC , para quien el Diccionario es "una recopilación de ideas del pensamiento fascista español".

Más templados en sus críticas, prestigiosos historiadores como Paul Preston, Santos Juliá, Ángel Viñas o Julián Casanova, señalan "una visión sesgada de acontecimientos".

"Los jóvenes salieron a la calle y súbitamente todos los partidos envejecieron", decía el otro día El Roto en una viñeta sobre el 15-M. Algo parecido puede decirse de la Real Academia de la Historia. Y no sólo en sentido metafórico: 15 de los 36 académicos tienen más de 80 años.

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