Hoy los ciudadanos nos sentimos como tras uno de esos exámenes de final de curso: durante semanas aguantábamos el calor, las noches de estudio, malcomiendo, abusando del café y del tabaco, los nervios a flor de piel, las discusiones con la novia y los amigos.
Tras el examen, solo quedaba una sensación de cansancio, de abatimiento. Era un estado casi catatónico: demasiado pronto para empezar a estudiar el siguiente examen o para hacer o pensar en cualquier otra cosa.
Algo así ha sucedido con el rescate:
Después de meses de tensión, tenemos la sensación de que el mundo se ha movido bajo nuestros pies y no sabemos en qué dirección caminar.
De pronto hemos visto confirmados nuestros peores -y reprimidos- temores: no teníamos un sistema financiero fuerte, para empezar. España era más parecida a Grecia de lo que sospechábamos. La ingeniería financiera y las fusiones bancarias no eran la receta. Las promesas electorales no eran ciertas y el "España no necesita un rescate", tampoco.
¿Y Europa? Europa era un viejo y destartalado paquebote moviéndose con demasiada lentitud en las aguas de Internet.
¿Cómo recibimos el rescate los ciudadanos?
Con temor y con esperanza.
Con temor, porque nuestros padres y abuelos han padecido cosas muchísimo peores, pero no han conocido algo parecido y no tenemos referencias. Tememos que nos suban los impuestos, que nos recorten salarios, educación y sanidad, que toquen las pensiones, que no genere empleo, que no seamos capaces de movilizarnos exigir una Comisión de Responsabilidades.
Qué esperamos?
Que nuestros temores sean infundados, que el crédito fluya, que la actividad se recupere, que nuestros hijos no tengan que pechar con nuestras deudas, que científicos e investigadores no tengan que emigrar, que la fiscalía funcione, que los responsables terminen en la cárcel, que los políticos rindan cuentas, que Europa recupere su velocidad de crucero...
Tras el examen, solo quedaba una sensación de cansancio, de abatimiento. Era un estado casi catatónico: demasiado pronto para empezar a estudiar el siguiente examen o para hacer o pensar en cualquier otra cosa.
Algo así ha sucedido con el rescate:
Después de meses de tensión, tenemos la sensación de que el mundo se ha movido bajo nuestros pies y no sabemos en qué dirección caminar.
De pronto hemos visto confirmados nuestros peores -y reprimidos- temores: no teníamos un sistema financiero fuerte, para empezar. España era más parecida a Grecia de lo que sospechábamos. La ingeniería financiera y las fusiones bancarias no eran la receta. Las promesas electorales no eran ciertas y el "España no necesita un rescate", tampoco.
¿Y Europa? Europa era un viejo y destartalado paquebote moviéndose con demasiada lentitud en las aguas de Internet.
¿Cómo recibimos el rescate los ciudadanos?
Con temor y con esperanza.
Con temor, porque nuestros padres y abuelos han padecido cosas muchísimo peores, pero no han conocido algo parecido y no tenemos referencias. Tememos que nos suban los impuestos, que nos recorten salarios, educación y sanidad, que toquen las pensiones, que no genere empleo, que no seamos capaces de movilizarnos exigir una Comisión de Responsabilidades.
Qué esperamos?
Que nuestros temores sean infundados, que el crédito fluya, que la actividad se recupere, que nuestros hijos no tengan que pechar con nuestras deudas, que científicos e investigadores no tengan que emigrar, que la fiscalía funcione, que los responsables terminen en la cárcel, que los políticos rindan cuentas, que Europa recupere su velocidad de crucero...
21 comentarios Escribe tu comentario
eli dijo
Ulises dijo
No es el fin del mundo, pero sí el de nuestras familias
Ulises dijo
No es el fin del mundo, pero sí el de nuestras familias
Joaquín Sarabia dijo
Yo pienso que la verdad de cómo evolucionarán los contecimientos no lo sabe a ciencia cierta nadie. Esperemos que con un poco de de cada opción salgamos adelante del mejor modo posible.
efurom1 dijo
efurom dijo
emilio dijo
Cástor Olcoz dijo
Un abrazo
V(B)iajero Insatisfecho dijo
Te voy a decir lo que sentí no lo que espero: Me sentí engañado, a secas. Me sentí enfermo por la pandilla de políticos que tenemos en las alturas. Me sentí asqueado de tener que soportar la mentira, día a día.
Un abrazo.
emilio dijo
No conocía esa predicción de Semprúm. No entiendo qué motivos pueden impulsar a nadie a desear su aniquilación. Pero supongo que sí, que los habrá. Un abrazo: EMILIO
trasindependiente dijo
Estamos en una guerra, una guerra económica, y nosotros, los ciudadanos españoles en este caso, no somos más que una parte de sus víctimas.
Gracias y saludos.
emilio dijo
Yo creo que esa sensación amarga que describes (la de engaño) es la que hemos sentido millones de españoles. Hemos aguantado 2 años pegados a las noticias de la prima de riesgo implorando que este momento no llegase nunca. Ese deseo imposible -porque se han hecho muchas fechorías- es el que falsamente han alimentado hasta el pasado sabado. En fin Blas, habrá que ir aprendiendo eso de 'agarrarse los machos'. Un abrazo: emilio
merhum dijo
emilio dijo
Carlos M dijo
Enric dijo
emilio dijo
Hombre, la esperanza es lo último que se pierde: recuerdo el año pasado que publicqué una entrada en la que comparaba lagran movilización de los jóvenes portugueses y la escasa de los españoles...Esto fue unos días (¿semanas?) antes del 15-M: ¿quién lo hubiera previsto?
Lo que pasa es que aquí somos muy "explosivos": aguantamos lo que nos echen, explotamos y luego volvemos a casa...hasta la próxima, aunqe para esa puedan pasar años.
No te disculpes por ese sentimiento de ser "negativo". Lo negativo es que muchos están como si aquí no hubiera pasado nada.
emilio dijo
Estoy convencido de que alguno de los países fuertes de la UE tienen hechas sus cuentas: cuánto ganan estando dentro y cuánto si salen unos cuantos. Cuánto con el euro y cuanto sin él.
Por cierto, el otro día un economista decía que quien tenía que salir del euro era alemania. No me parece descabelladopero...doctores tiene la iglesia. Como decía en la entrada anterior, a nosotros nunca nos van a preguntar por este (y otros) asuntos. Nadie va a plantear un referendum.
emilio dijo
Por qué? Pues sencillamente, porque los medios han recogido las reacciones de políticos, economistas, banqueros, premios nobel...pero pocos, muy pocos ofrecen el "micrófono" a los que vamos a pagar. a los 'pecheros', a las víctimas. Un abrazo: emilio
fernandomaria dijo
Un abrazo, Emilio.