miércoles, 28 de octubre de 2020

Otros libros para otoño

Hace unos días, Pérez-Reverte levantaba su habitual polvareda al presentar su último libro que, alguien a quien no le había gustado, calificaba de "literatura de aeropuerto".

 Pues bien, los libros que  hoy comentamos brevemente, pretenden no serlo. Algunos de ellos tienen una peculiaridad: cuando lo más frecuente es que los libros se lleven después a la pantalla, los de Emilio del Río y "Un verano con Homero", de Sylvain Tesson tienen su origen en la radio, mientras que el de Jesús Marchamalo tiene un origen online, concretamente en la sección "Rinconete" del Centro Virtual Cervantes

Y si tuviéramos que buscar un punto en común entre los cinco libros comentados, ahí va una pista (¿y una causa perdida?): La reivindicación de las Humanidades. Algo que la LOMLOE parece olvidar.


 Emilio del Rio (2019): Latín Lovers, La lengua que hablamos (aunque no nos demos cuenta). Planeta, 247 páginas.
 Este libro tiene su origen en una sección del programa de fin de semana "No es un día cualquiera", de RNE, que se emite desde 1999. Ya os podéis imaginar la cara del personal ante la propuesta de su directora: "¿Latín? Eso puede aburrir a las ovejas".  Tras el éxito del programa, llega el libro que no pretende otra cosa que "llevarnos al latín desde lo cotidiano". Los títulos de algunos capítulos así lo acreditan: "Masterchef", De Astérix al Brexit, De Espartaco a Grease...


Jesús Marchamalo y Damián Flores (2006): 39 Escritores y medio. Siruela, Madrid, 202 páginas.
Los autores, Marchamalo (textos) y Flores (ilustraciones) están convencidos de que conocer mejor a autores españoles y latinoamericanos contemporáneos (Baroja, Valle Inclán, Lorca, Monterroso, Lezama Lima, Cernuda, Rulfo...) puede acercarnos a su obra. Naturalmente, en 200 páginas no caben 39 biografías, pero sí unos breves retratos (apenas un par de  páginas) que, con un tono desenfadado, recogen también aspectos menos conocidos de estos escritores


Sylvain Tesson (2011): La vida simple, Alfaguara, Madrid, 240 páginas. 
La lectura de "Un verano con Homero", un libro también de origen radiofónico, me llevó a interesarme por Tesson, geógrafo, viajero insatisfecho y escritor. En La vida simple, el viajero decide tomarse un descanso ("hay que conducir la vida a golpes de timón") para vivir, antes de cumplir 40 años, durante 6 meses "como un ermitaño", en una cabaña a orillas del lago Baikal (Siberia). Bien pertrechado, eso sí, de vodka, libros y puros, y añade:"el eremitismo es un elitismo"..



Jordi LLovet (2011): Adiós a la universidad. El eclipse de las HumanidadesGalaxia Gutemberg, 408 páginas.
Se trata de un alegato  a favor de las Humanidades y de los antiguos planes de estudios, como el Plan Maluquer, más parecido a "las buenas universidades europeas", menos especializados y más interdisciplinares. Al mismo tiempo critica el Plan Bolonia, abocado a un fracaso inevitable. "Hoy, un estudiante de Virgilio poco sabe de Dante...un estudiante de Filología catalana no ha leído a Machado..." ( y esto lo escribía mucho antes de los "años convulsos del procés"

Andrés Moreno Mengíbar (2018): Los García, Una familia para el canto. Centro de Estudios Andaluces, 244 páginas. 
Es curioso. Descubrí la tragedia de Lorca leyendo a Ian Gibson, a pesar de que estudié muy cerca de la casa de Luis Rosales, donde fue detenido. Ahora, he descubierto la saga de Los García leyendo "Los europeos", de Orlando Figes. Él ha sido el que me ha llevado a interesarme por el libro de Moreno Mengíbar. Las vidas de Manuel García, María Malibrán, Pauline Viardot-García deberían estar presentes en los libros escolares.


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jueves, 15 de octubre de 2020

Michael Lonsdale, actor europeo

Pronto hará un mes que el actor Michael Lonsdale nos dijo adiós. Ha sido en París, la ciudad que también le vio nacer, a los casi 90 años. Su periplo cinematográfico ha sido inmenso: más de 200 papeles en obras de teatro (Pirandello, Beckett, Ionesco, Handke, Duras...), pero sobre todo de cine, donde los más viejos del lugar le recordarán en Moonraker (1979), en la que hacía el papel de malvado que le dio una gran popularidad.

                         Michael Lonsdale en el papel de malvado Hugo Dax de Moonraker


Sin embargo, a esas alturas, Lonsdale ya era un actor consagrado que había participado en un montón de rodajes con importantes directores como René Clement (¿Arde París?, 1966), François Truffaut (La novia vestía de negro, 1968), Louis Malle (El soplo al corazón, 1971), Marguerite Duras (Jaune le soleil, 1971), Marcel Hanoun (Autumn, 1972), Alain Resnais (Stavisky, 1973) o Josep Losey 
(Una inglesa romántica; Galileo, ambas de 1975).

Repasando estas actuaciones, puede dar la impresión de que Lonsdale trabajó solo al servicio de directores "clásicos" como los citados. La realidad es bien distinta, porque también lo hizo para directores vanguardistas en su momento como Luis Buñuel (El fantasma de la libertad, 1974), Marcel Hanoun (La verité sur 
l´imaginaire passion d´un inconnu ,1974), Costa-Gavras (Sección Especial, 1975), Marguerite Duras (India song, 1975) o Peter Handke (La mujer zurda, 1978).

Pero la filmografía de Lonsdale no se limita a películas "clásicas" y "vanguardistas", también hizo películas comerciales como Moonraker (1979), El nombre de la rosa (1986) o Carros de fuego (1981). Tampoco aquí podemos deducir su preferencia por las grandes producciones. Lo mismo actuaba en cortometrajes (À chacun son cinema, 2007),  en mediometrajes (Cela s´apelle l´amour, 1989), documentales (A propósito de Buñuel, 1999; Tolkien, las palabras y los mundos, 2014) y para la televisión, en películas  (El Bunker, 1981) o en series (cuando todavía no se había inventado Netflix) como Los hombres de Smiley (1982). 




Es difícil encontrar un actor que haya trabajado con mayor cantidad y variedad de directores europeos: Por supuesto franceses (Clement, Truffaut, Malle, Resnais...), pero también españoles (Buñuel, Amenábar), británicos (Lewis Gilbert, Hugh Hudson, Simon Langton o Robinson Sabary), italianos (Roberto Andó, Dino Risi o Ermanno Olmi), portugueses (Manoel de Oliveira), austriacos (Fred Zinermann), polacos (Wojciech Has), alemanes (Peter Handke, Wilfried Reichart), belgas (Bouli Lanners), suizos (Lea Fazer)...

A pesar de ser "uno de los actores europeos más dúctiles", los galardones no han sido muy pródigos con Lonsdale. Quizá el más destacado fue un Premio César al mejor actor secundario por su trabajo en  De dioses y hombres (2010), de Xavier Beauvois.  Quizás la próxima celebración en noviembre del Festival de Cine Europeo de Sevilla, sea una ocasión apropiada para rendirle un homenaje. Y la Comisión Europea y/o el Parlamento Europeo harían bien, además de proteger el cine europeo en las nuevas plataformas,  en crear el sello "actor europeo" para reconocer la trayectoria de actores (directores, guionistas...) como Lonsdale.

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