Voy a comenzar diciendo que nunca he sido lector devoto (fan, diríamos hoy) de El Mundo. Es más, he sentido cierta aversión hacia este diario: No sé si por Pedro J. Ramírez, por su línea editorial, por su diseño, por el tratamiento de temas como el 11-M...
Pues bien, el confinamiento de estos días está transformando esa aversión en simpatía, no por El Mundo en sí, sino por el defenestrado David Jiménez, tras la lectura de su libro El Director, en el que narra sus proyectos, pero también sus tropiezos y errores cometidos en el desempeño de su cargo (abril de 2015-mayo de 2016).
David Jiménez, que había ejercido casi 20 años como corresponsal en Asia antes de ocupar el cargo, llega a España unos meses antes de las elecciones del 20-D y proyecta una mirada personal sobre la situación política, al tiempo que denuncia la crisis del periodismo español, como se puede deducir de este breve vocabulario, entresacado de sus páginas:
- Los Acuerdos: "Un sistema de favores por el que a cambio de recibir más dinero del que le correspondía, los diarios ofrecían coberturas más amables", sobre empresas del IBEX como El Corte Inglés, Telefónica o El Santander (106).
- Columnismo: "El columnismo español llevaba muchos años viviendo por encima de sus posibilidades, aferrado a la época en la que los grandes maestros, con Umbral a la cabeza, escribían genialidades literarias que no decían mucho, pero arrastraban a los lectores al quiosco. El testigo había sido recogido por una generación de imitadores..." (31)
- Comentocracia: Americanismo. Se refiere a programas de radio y televisión de los que se espera que los periodistas entretengan, no que informen. Marhuenda,"el patito feo que seguía la estela de los "Tres Tenores", se había erigido en la gran estrella (31) de una constelación de la que formaban parte Eduardo Inda, Tomás Roncero, Jaime González, Jiménez Losantos...
- Decadencia moral (del periodismo): Lo más triste era "la manera en la que había llevado a buenos periodistas a olvidarse de lo que habían sido...reputados profesionales aceptaban indignidades bien remuneradas", y cita a Alfonso Rojo y Mercedes Milá (130).
David Jiménez. Foto de Christian Gónzález para Público
- Los tres Tenores: Dícese de "una mezcla de empresarios y directores salidos de la Transición: Juan Luis Cebrián (El País), Pedro J. Ramírez (Diario 16 y El Mundo) y Luis María Anson (ABC y La Razón), todos ellos buenos periodistas que terminarían malográndose en los pasillos del poder. Mantenían una relación incestuosa con el stablishment, en parte por su deseo de pertenecer a él..." (122).
- Periodismo de trabuco: El sistema sostenía a nuevos diarios digitales que operaban haciendo ofertas a empresas e instituciones que no podían rechazar: "o ingresaban una determinada cantidad de dinero o serían golpeados con informaciones comprometedoras, a menudo inventadas. Por ejemplo, Pedro Aparicio Pérez, el dueño de PR Noticias fue condenado a pagar 300.000 €... (124).
- Redacción: "La redacción de un periódico puede ser el Serengeti en temporada de escasez de alimentos. En otros oficios existe rivalidad: en un diario es depredación y supervivencia" (180). En otro pasaje un periodista añade: "¿Afganistán o las junglas de Birmania? Hay más trampas y víboras ahí dentro..." (212).
- Sexyperiodismo: Consiste en añadir en el titular de la noticia el nombre de un famoso y la palabra sexo para garantizarse lectores. Por ejemplo: "El de Laura Pausini y otros 'tesoritos' mostrados por descuido"(132).
En definitiva, ¿cuándo se jodió el periodismo? Seguramente el día que los gestores empezaron a hacer de periodistas y los periodistas de gestores (93). Y eso, sin contar que "en los tres años anteriores, el gobierno (del PP) había liderado el mayor ataque contra la prensa de la democracia..."(44).
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Noticias relacionadas:
- Juan Aparicio Belmonte: En tierra hostil
- 'El Director' de David Jimémez se convertirá en serie
Pues bien, el confinamiento de estos días está transformando esa aversión en simpatía, no por El Mundo en sí, sino por el defenestrado David Jiménez, tras la lectura de su libro El Director, en el que narra sus proyectos, pero también sus tropiezos y errores cometidos en el desempeño de su cargo (abril de 2015-mayo de 2016).
David Jiménez, que había ejercido casi 20 años como corresponsal en Asia antes de ocupar el cargo, llega a España unos meses antes de las elecciones del 20-D y proyecta una mirada personal sobre la situación política, al tiempo que denuncia la crisis del periodismo español, como se puede deducir de este breve vocabulario, entresacado de sus páginas:
- Los Acuerdos: "Un sistema de favores por el que a cambio de recibir más dinero del que le correspondía, los diarios ofrecían coberturas más amables", sobre empresas del IBEX como El Corte Inglés, Telefónica o El Santander (106).
- Columnismo: "El columnismo español llevaba muchos años viviendo por encima de sus posibilidades, aferrado a la época en la que los grandes maestros, con Umbral a la cabeza, escribían genialidades literarias que no decían mucho, pero arrastraban a los lectores al quiosco. El testigo había sido recogido por una generación de imitadores..." (31)
- Comentocracia: Americanismo. Se refiere a programas de radio y televisión de los que se espera que los periodistas entretengan, no que informen. Marhuenda,"el patito feo que seguía la estela de los "Tres Tenores", se había erigido en la gran estrella (31) de una constelación de la que formaban parte Eduardo Inda, Tomás Roncero, Jaime González, Jiménez Losantos...
- Decadencia moral (del periodismo): Lo más triste era "la manera en la que había llevado a buenos periodistas a olvidarse de lo que habían sido...reputados profesionales aceptaban indignidades bien remuneradas", y cita a Alfonso Rojo y Mercedes Milá (130).
David Jiménez. Foto de Christian Gónzález para Público
- Los tres Tenores: Dícese de "una mezcla de empresarios y directores salidos de la Transición: Juan Luis Cebrián (El País), Pedro J. Ramírez (Diario 16 y El Mundo) y Luis María Anson (ABC y La Razón), todos ellos buenos periodistas que terminarían malográndose en los pasillos del poder. Mantenían una relación incestuosa con el stablishment, en parte por su deseo de pertenecer a él..." (122).
- Periodismo de trabuco: El sistema sostenía a nuevos diarios digitales que operaban haciendo ofertas a empresas e instituciones que no podían rechazar: "o ingresaban una determinada cantidad de dinero o serían golpeados con informaciones comprometedoras, a menudo inventadas. Por ejemplo, Pedro Aparicio Pérez, el dueño de PR Noticias fue condenado a pagar 300.000 €... (124).
- Redacción: "La redacción de un periódico puede ser el Serengeti en temporada de escasez de alimentos. En otros oficios existe rivalidad: en un diario es depredación y supervivencia" (180). En otro pasaje un periodista añade: "¿Afganistán o las junglas de Birmania? Hay más trampas y víboras ahí dentro..." (212).
- Sexyperiodismo: Consiste en añadir en el titular de la noticia el nombre de un famoso y la palabra sexo para garantizarse lectores. Por ejemplo: "El de Laura Pausini y otros 'tesoritos' mostrados por descuido"(132).
En definitiva, ¿cuándo se jodió el periodismo? Seguramente el día que los gestores empezaron a hacer de periodistas y los periodistas de gestores (93). Y eso, sin contar que "en los tres años anteriores, el gobierno (del PP) había liderado el mayor ataque contra la prensa de la democracia..."(44).
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