Dentro del ciclo "Las Tardes de Europa", el jueves pasado Irene de Lucas Ramón disertó sobre "Lo que nos une y nos separa: la compleja construcción de la identidad del cine europeo".
El desarrollo de su conferencia trató de responder a una pregunta: ¿Existen unos rasgos comunes al cine europeoque nos distinguen, por ejemplo, del cine norteamericano?
Para responder a esta pregunta, Irene de Lucas proyectó fragmentos de dos películas, una francesa (Trois hommmes et un couffin, 1985) y otra sueca (Lat den rätte komma in, Déjame entrar, 2008) y las comparó con sus remakes de Hollywood.
Trois hommes et un couffin (Tres solteros y un biberón), dirigida por Coline Serreau, es una película de bajo presupuesto (1,7 millones de euros), cuenta con actores poco conocidos y encontró fuertes resistencias entre productores y distribuidores y solo se pudo llevar a cabo con las ayudas públicas del Centre National du Cinéma).
A pesar de estas dificultades, la película ha obtenido numerosos premios ( tres Premios César y Nominaciones en los Óscar y en los Globos de Oro), se ha convertido en la novena película más taquillera de la historia del cine francés y ha obtenido un éxito sin precedentes en toda Europa. En Rusia, por ejemplo, ha alcanzado los 33 millones de espectadores.
Su remake americano Three men and a Baby (1987), realizada a rebufo del éxito de la francesa, cuenta con un elevado presupuesto para la época (12 millones de dólares) y con un reparto de conocidos actores como Tom Selleck o Ted Danson.
En principio Serreau iba a dirigir esta versión americana, pero pronto dimitió al ver las pretensiones de la factoría Disney y fue sustituida por Leonard Nimoy. Se trata de una versión ligera y descafeinada de la película francesa, con todos los ingredientes para un taquillazo, pero no recibió ningún tipo de nominaciones ni premios.
Tras un análisis a fondo de las dos películas europeas y sus remakes americanos, Irene de lucas esbozó algunos rasgos comunes del cine europeo y sus diferencias con el americano:
El cine europeo busca algo más que el puro entretenimiento: sus historias son más ricas y ambiguas, sus propuestas son más arriesgadas, rompen clichés narrativos y desbordan los géneros cinematográficos (En Trois hommes..., por ejemplo, no están definidos los límites entre la comedia y el cine de autor), sus personajes son más ricos y matizados, deja más espacio para la reacción del espectador...
Si además el cine europeo obtiene numerosos premios en los Festivales Internacionales, ¿por qué e los europeos preferimos el cine americano? Irene de Lucas esbozó algunas respuestas:
1. Es un problema de idiomas. Es preciso conservar la riqueza de idiomas de Europa, pero los espectadores todavía sentimos alergia a las películas en V.O.
2. Es un problema de distribución. Las salas europeas están controladas por las majors. Es preciso poner en marcha un circuito de exhibición del cine europeo.
3. Es un problema de prejuicios: a menudo oímos -o decimos- que el cine europeo es lento, pesado, difícil de entender... Entonces, ¿a qué se deben los premios?
Tras defender el modelo francés de ayudas públicas al cine y una limitación de la promoción del cine norteamericano, finalizó refiriéndose al importante papel que el cine puede desempeñar para asentar la identidad europea.
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A pesar de estas dificultades, la película ha obtenido numerosos premios ( tres Premios César y Nominaciones en los Óscar y en los Globos de Oro), se ha convertido en la novena película más taquillera de la historia del cine francés y ha obtenido un éxito sin precedentes en toda Europa. En Rusia, por ejemplo, ha alcanzado los 33 millones de espectadores.
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En principio Serreau iba a dirigir esta versión americana, pero pronto dimitió al ver las pretensiones de la factoría Disney y fue sustituida por Leonard Nimoy. Se trata de una versión ligera y descafeinada de la película francesa, con todos los ingredientes para un taquillazo, pero no recibió ningún tipo de nominaciones ni premios.
Tras un análisis a fondo de las dos películas europeas y sus remakes americanos, Irene de lucas esbozó algunos rasgos comunes del cine europeo y sus diferencias con el americano:
El cine europeo busca algo más que el puro entretenimiento: sus historias son más ricas y ambiguas, sus propuestas son más arriesgadas, rompen clichés narrativos y desbordan los géneros cinematográficos (En Trois hommes..., por ejemplo, no están definidos los límites entre la comedia y el cine de autor), sus personajes son más ricos y matizados, deja más espacio para la reacción del espectador...
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1. Es un problema de idiomas. Es preciso conservar la riqueza de idiomas de Europa, pero los espectadores todavía sentimos alergia a las películas en V.O.
2. Es un problema de distribución. Las salas europeas están controladas por las majors. Es preciso poner en marcha un circuito de exhibición del cine europeo.
3. Es un problema de prejuicios: a menudo oímos -o decimos- que el cine europeo es lento, pesado, difícil de entender... Entonces, ¿a qué se deben los premios?
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