lunes, 21 de marzo de 2016

Desencanto europeo


Tras leer "El lado oscuro del pacto UE-Turquía", Pau Solanilla se lamenta amargamente en facebook: "Tantos años militando por un proyecto europeo inclusivo y solidario para tener que avergonzarme de esta Europa. No quiero que mis hijos se eduquen en estos valores".

Es muy triste que, a estas alturas, tenga que renegar de esta Europa el autor de "Europa en tiempos del cólera" y promotor de Europeando, un agregador de blogs europeos que puso en marcha en 2010 y del que hoy ya solo es posible obtener un rastro arqueológico indirecto

Tuve la ocasión de conocer a Pau Solanilla en "El Parlamento Europeo y las Redes Sociales", un Encuentro celebrado en Córdoba (2010)  y que, a los allí reunidos, nos pareció el comienzo de una etapa prometedora de colaboración de las instituciones europeas y las redes sociales.




 
Sin embargo, como La Paloma de Alberti, nos equivocamos. Aquello, más que un comienzo, marcó un final. Si nos damos  Un paseo por los blogs europeos (2012), veremos que buena parte de ellos no están hoy activos :

Peregrino europeo, Ideas on Europe, Más Europa, Eva en Europa, Europressos, La Oreja de Europa, La Traducción es la lengua de Europa Euromovilidad, Europe@s, Al sur de Europa, WhatsappEurope, Desde la distancia, Estación Europa, Diván Este-Oeste,..

El mismo destino han seguido otros interesantes proyectos no mencionados en dicho artículo como Europa 451, Blogginportal, EuropasionariaLos Euros...

¿Por qué las instituciones europeas siguen dando la espalda a las Redes Sociales? 

Rebuscando entre mis notas de aquella reunión en Córdoba, encuentro la siguiente explicación: "Las instituciones europeas  temen a las Redes Sociales" (Pau Solanilla).


sábado, 5 de marzo de 2016

Umberto Eco, "un gran europeo"

Días atrás recibíamos la triste noticia del fallecimiento de Umberto Eco. Como señala Pablo Ordaz en su crónica, a su muerte, "tanto políticos como intelectuales han intentado apresar su personalidad". Sobre Eco se ha dicho estos días prácticamente de todo:

"Un inmenso humanista" (François Hollande); "Un titán de la cultura" (Juan Cruz); "eggregio dottore" (Pablo Molinero); "Bon vivant, un tipo listo y de enorme inteligencia" (Jordi Llovet); "Un verdadero maestro" (Helena Lozano); "Escribía y escribía, era un trabajador formidable" (Mario Andreose); "Erudito pop" (Helena Hevia); "Eco era un provocador...cuando afirmaba que las redes sociales le dan derecho a hablar a legiones de idiotas" (Miquel Pellicer)...

Nadie va a discutir, en estas circunstancias, la veracidad o exageración de estas afirmaciones, pero me gustaría detenerme brevemente en la siguiente: Umberto Eco ha sido "un gran italiano y un gran europeo" (Matteo Renzi).

No pongo en duda que Eco fuese un gran italiano. Lo que no acabo de entender, quince días y una docena de artículos después, es qué le convierte  en un un gran europeo. 


          Fuente: Revista Ñ 

Y no lo acabo de entender sencillamente porque ninguno de los mencionados alcanza a detenerse  para explicarnos ese carácter europeo.

Pablo Ordaz o Pablo Molinero lo pasan por alto. A Juan Cruz le basta y le sobra con "...hace algunos años hablábamos de Europa, de la cultura sobresaltada de un continente que se estaba aislando a sí mismo". 

Llordi LLovet, catedrático de Literatura Comparada, relaciona a Eco con otros intelectuales, pero pierde una ocasión extraordinaria para descifrar, por ejemplo, unas claves europeas en un éxito editorial global, El nombre de la rosa, a la que (des)califica de "novela interesante por la sabiduría que contiene, pero mediocre, como todas las suyas, en cuanto al estilo" . 

Pero de las referencias leídas, sin duda lo que más me ha sorprendido, por no decir decepcionado, es que un destacado miembro del Movimiento Europeo, en una Carta al Director, prefiera referirse a Cómo se hace una tesis (1977), antes que ilustrarnos sobre dicha dimensión europea de Eco.