Últimamente, la UE parece un circo al que no dejan de crecerle los enanos. Incapaz, después de siete años al borde del abismo, de cerrar la crisis de una forma decidida, no dejan de aparecer nuevos problemas externos (Ucrania, Siria) e internos: refugiados, Grecia, Reino Unido...por no hablar de los nacionalismos, la xenofobia, la extrema derecha...
Todos ellos tienen un común denominador: la crisis del sistema institucional europeo. En su origen, el sistema institucional europeo se basaba en el "equilibrio de poderes" entre la Comisión Europea
(es la "Guardiana de los Tratados" y representa el interés común europeo), el Consejo de Ministros (que representa los intereses de los Estados) y el Parlamento Europeo (que representa a los ciudadanos europeos). Este sistema fue el que permitió llevar a cabo la reunificación de Alemania (1990) en el marco de "una Alemania europea".
Veinticinco años después, ese equilibrio está roto: En primer lugar, ese interés común parece haber sido sustituido por los intereses que exigen los países acreedores de la UE a los países deudores. Las principales decisiones, como se ha podido comprobar en la crisis del euro, ya no se toman en el marco de dichas instituciones europeas.
Ahora es el BCE, a instancias o bajo una fuerte presión alemana, el que toma las decisiones económicas más importantes. En cuanto a las decisiones políticas, no fue Mogherini sino Merkel la que se reunió con Putin cuando estalló la crisis de Ucrania.
En la crisis de los refugiados, los 27 Jefes de Gobierno están más pendientes de los vaivenes de Merkel que de elaborar sus propias iniciativas. Sólo así se pueden explicar los bandazos de Rajoy que primero se resiste a acoger refugiados y tan solo unos días después afirma que "España no discutirá con Europa la cifra de refugiados".
Y qué decir sobre el "caso" Volkswagen?
Lo mínimo es exigir -y todavía no se ha hecho- la dimisión del ministro de Industria, José Manuel Soria que ha mostrado una actitud dubitativa y contradictoria: si el día 26 de septiembre exige a Seat "la devolución de las ayudas del Plan PIVE", tan solo cuatro o cinco días después, la prensa anuncia que "el Gobierno da marcha atrás".
El caso Volkswagen es un asunto delicado y complejo ya que"el trucaje de motores de Volksvagen afecta a la credibilidad del grueso de la industria automovilística europea". Y así lo han entendido sus socios comunitarios que pronto han "cerrado filas" con Alemania y reclaman a la Comisión Europea "que se ande con cuidado".
La Europa alemana, más cerca.