En La información sobre la Unión Europea avanzábamos algunos de los efectos de la crisis sobre la información internacional (reducción de plantillas, cierre de corresponsalías...) de los que también participa la información sobre la UE.
Hoy, gracias al excelente trabajo de John Lloyd y a Cristina Marconi, autores de Hablemos de Europa (RIALP, 2015), vamos a dar un paso más para comentar el importante papel de los corresponsales en Bruselas a la hora de formar nuestra imagen de Europa.
Lloyd y Marconi destacan, por ejemplo -y alguno se sorpenderá- que en Bruselas hay más de 1000 periodistas acreditados que trabajan tanto para las grandes agencias (Reuters, Bloomberg, Dow Jones, AP y AFP) como para los medios de comunicación generalistas o para publicaciones especializadas.
¿Cuáles son los principales problemas con los que tropiezan los corresponsales en Bruselas a la hora de informar sobre la Unión Europea?
1. La cobertura informativa de la UE es algo bastante difícil para el periodismo: "Los procesos de la Unión, y especialmente de la Comisión, son lentos, complicados y difíciles de comprender para un ciudadano de a pie; muchos de los asuntos tratados son técnicos y específicos..." (p.16).
2. Los medios populares podrían hacer mucho por Europa. Sin embargo, los periódicos europeos populares más poderosos (Bild en Alemania y Daily Mirror y Sun en Gran Bretaña) son euroescépticos y, por tanto, muy críticos con la UE. A Bild,por ejemplo, se debe la genial sugerencia para que los griegos vendan el Partenón para pagar la deuda...
3. Los editores cada día están más convencidos de que las noticias sobre la UE no interesan al gran público lo que, unido a la crisis, ha llevado en ocasiones a reducir el número de corresponsales en Bruselas.
4. La mayor parte de los medios de comunicación se dirigen a los ciudadanos de sus respectivos países, no a los europeos en general. Sólo interesa lo que es útil para el interés nacional: "quiénes son los ganadores y los perdedores, los oponentes y los aliados; cuáles son los logros de los ministros de la propia nación en las reuniones, especialmente del primer ministro" (p.19).
5. La crisis económica ha alterado el trabajo de los corresponsales europeos que han debido, en poco tiempo, realizar un difícil aprendizaje sobre el funcionamiento de unas finanzas de gran complejidad. ¿Cómo explicar la crisis del euro y sus consecuencias sin ese bagaje? Algunos corresponsales confiesan que debieron hacer cursos acelerados de finanzas, otros se echaron en manos de los expertos y, los recién llegados, mal pagados, en ocasiones sucumben al "corta y pega".
Hay sin duda muchas otras cuestiones dignas de mención: A partir de la crisis, ¿están los ciudadanos más interesados en los asuntos europeos? ¿Quiénes son o han sido -y por qué- los corresponsales en Bruselas más destacados? ¿Es mejor la información sobre Europa en los medios escritos o en televisión? ¿Cómo funcionan los servicios de comunicación de la UE?
Continuará...
Hoy, gracias al excelente trabajo de John Lloyd y a Cristina Marconi, autores de Hablemos de Europa (RIALP, 2015), vamos a dar un paso más para comentar el importante papel de los corresponsales en Bruselas a la hora de formar nuestra imagen de Europa.
Lloyd y Marconi destacan, por ejemplo -y alguno se sorpenderá- que en Bruselas hay más de 1000 periodistas acreditados que trabajan tanto para las grandes agencias (Reuters, Bloomberg, Dow Jones, AP y AFP) como para los medios de comunicación generalistas o para publicaciones especializadas.
¿Cuáles son los principales problemas con los que tropiezan los corresponsales en Bruselas a la hora de informar sobre la Unión Europea?
1. La cobertura informativa de la UE es algo bastante difícil para el periodismo: "Los procesos de la Unión, y especialmente de la Comisión, son lentos, complicados y difíciles de comprender para un ciudadano de a pie; muchos de los asuntos tratados son técnicos y específicos..." (p.16).
2. Los medios populares podrían hacer mucho por Europa. Sin embargo, los periódicos europeos populares más poderosos (Bild en Alemania y Daily Mirror y Sun en Gran Bretaña) son euroescépticos y, por tanto, muy críticos con la UE. A Bild,por ejemplo, se debe la genial sugerencia para que los griegos vendan el Partenón para pagar la deuda...
3. Los editores cada día están más convencidos de que las noticias sobre la UE no interesan al gran público lo que, unido a la crisis, ha llevado en ocasiones a reducir el número de corresponsales en Bruselas.
4. La mayor parte de los medios de comunicación se dirigen a los ciudadanos de sus respectivos países, no a los europeos en general. Sólo interesa lo que es útil para el interés nacional: "quiénes son los ganadores y los perdedores, los oponentes y los aliados; cuáles son los logros de los ministros de la propia nación en las reuniones, especialmente del primer ministro" (p.19).
5. La crisis económica ha alterado el trabajo de los corresponsales europeos que han debido, en poco tiempo, realizar un difícil aprendizaje sobre el funcionamiento de unas finanzas de gran complejidad. ¿Cómo explicar la crisis del euro y sus consecuencias sin ese bagaje? Algunos corresponsales confiesan que debieron hacer cursos acelerados de finanzas, otros se echaron en manos de los expertos y, los recién llegados, mal pagados, en ocasiones sucumben al "corta y pega".
Hay sin duda muchas otras cuestiones dignas de mención: A partir de la crisis, ¿están los ciudadanos más interesados en los asuntos europeos? ¿Quiénes son o han sido -y por qué- los corresponsales en Bruselas más destacados? ¿Es mejor la información sobre Europa en los medios escritos o en televisión? ¿Cómo funcionan los servicios de comunicación de la UE?
Continuará...