sábado, 9 de mayo de 2015

Otro (triste) Día de Europa

9 de mayo, Día de Europa.

No sé cómo lo veréis vosotros. Yo creo que este año tampoco hay mucho que celebrar. Por mucho que algunos digan que la crisis está  tocando fondo y que ahora empezaremos a remontar, el panorama no es halagüeño:

1. En el plano económico, la UE no solo ha sido incapaz de trazar, en estos siete años, un plan de emergencia para combatir los efectos más negativos de la crisis, sino que en más de una ocasión ha tenido que entonar un mea culpa y reconocer, como lo ha hecho recientemente Pierre Moscovici, que se han cometido errores.

2. En ningún momento, ni gobiernos nacionales ni  instituciones comunitarias se han atrevido a decir la verdad sobre la gravedad de la crisis ni a plantear alternativas que fueran votadas por los ciudadanos. Por ejemplo, ¿Estamos obligados a permanecer en el euro a cualquier precio?

3. En el aspecto internacional, la UE -aún sin contar lo que está sucediendo en países como Libia, Yemen, Gaza, Irak o Irán-,  asemeja a una ciudad sitiada por  conflictos como los de Ucrania, Siria, la amenaza yihadista, el drama de la inmigración...y la posibilidad de que Reino Unido salga de la UE.




4. Internamente,  no solo se ha detenido el imprescindible proceso de convergencia entre los socios de la Unión, sino que la fractura entre la Europa del Norte -protestante, rica y culta- y la Europa del Sur -católica, dependiente y menos culta-se ha acentuado hasta límites insospechados hace unos años.

5. En el ámbito institucional, la crisis ha dinamitado el tradicional equilibrio entre la Comisión, el Consejo y el Parlamento Europeo. Al mismo tiempo, el "Eje franco-alemán" ha dejado paso al diktat alemán: "Es gibt keine Alternative zu Sparmaßnahmen" (No hay alternativa a la austeridad)

6. La UE se muestra, hoy por hoy, incapaz de avanzar hacia una Unión Económica y Monetaria, hacia una Europa Unida. La incapacidad de redactar una Constitución mínima es toda una metáfora.

7. En el aspecto político, cualquier paso para conseguir un mayor grado de integración es torpedeado desde los Estados. Todos los analistas coinciden en que, con un presupuesto del 1% del PIB, la UE no tiene capacidad de maniobra. Sin embargo los Estados, en lugar de ampliar dicho presupuesto, lo restringen.

Por todo eso, los ciudadanos no podemos sentirnos cómodos  en nuestra casa europea. Y esto continuará así mientras que las decisiones se tomen a nuestras espaldas y en perjuicio nuestro.





10 comentarios:

  1. Si fuéramos capaces de unirnos, con el entusiasmo de los que acuden a la plaza de Nuremberg, a participar en la Oda a la Alegría, otro gallo nos cantaría.
    Un abrazo.

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    1. Parece, Armando, que los europeo solo somos capaces de unirnos cuando las cosas nos van bien, en los años de crecimiento y prosperidad. En cambio, con las crisis, somos un desastre. Lo malo es que nos vamos quedando atrás y cuando queramos darnos cuenta...
      Un abrazo: emilio

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  2. Vaya, pues muy poco que añadir. Eres experto en el tema y creo -desde mi humilde punto de vista- has atinado perfectamente en los temas.
    Mi parecer: Sin cargar mucho las tintas, creo que Alemania forma parte de los problemas más que de las soluciones.
    Un abrazo.

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    1. No sé si habré atinado, Blas. La verdad es que para escribir una entrada tienes que sintetizar tanto que al final temes dejarte cosas en el tintero...o no haberlas explicado suficientemente.
      En cuanto a Alemania, merece no un capítulo aparte sino unos cuantos. Resumiendo: ¡¡¡qué bien se lo han montado!!!
      Un abrazo.

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  3. Has tocado los principales temas que aquejan a Europa y que debe tomarlos enserio si cree en su futuro.
    Un Abrazo.

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    1. Es una lástima, pero aquí nadie se toma en serio estos temas, Joaquín...ni con tres crisis como ésta :(

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  4. El euro se concibió para mayor gloria alemana, con unos desajustes tremendos. Debería de haberse concebido conjuntamente con una unión aduanera y fiscal que, ni está, ni se le espera. Se avecinan tiempos demasiado interesantes en que las comunidades pequeñas que puedan cooperar entre sí, tendrán mucho ganado. Y por desgracia, quienes tengan grandes deudas, estarán condenados.

    De todas formas, no podemos fiarlo todo a nuestros gobernantes, más que nada porque ya no somos tan ingenuos como para pensar que legislan para el pueblo llano.

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    1. Aún partiendo de esos desajustes, Fernando, creo que lo peor es que la UE no haya sabido o no haya podido reaccionar con urgencia a esta grave crisis y sobre todo que en lugar de solidaridad, lo que ha brillado ha sido un nacionalismo de vía estrecha que no conduce a ninguna parte.

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  5. Me duele compartir tu pesimismo, pero la verdad que no tenemos motivos para entrever otra perspectiva. Y lo peor de todo es que no se albira un cambio de rumbo. Malos tiempos para Europa.

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  6. Yo soy pesimista en el corto plazo, Enric, pero optimista a largo plazo. Si lo vemos en perspectiva, Europa ha superado guerras y crisis muy duras...y las ha ido superando. Quién iba a decir en 1945 que unos años después Alemania y Francia iban a formar parte de la CEE? Quién diría a comienzos de los años 70 y de la crisis del petróleo que Europa saldría reforzada.
    El futuro de Europa no está escrito. Es cierto que, si no espabilamos, vamos a ir "patrás" como los cangrejos.
    Pero la solución es esa: hay que espabilar. En España, los ciudadanos estamos espabilando a "nuestros" políticos y eso se notará el mismo día 24.
    Pues en Europa, lo mismo...

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